Vecinos/as y movimientos ecologistas paramos ayer la tala de decenas de grandes árboles en Lutxana. Es hora de que el Gobierno municipal demuestre su compromiso con la ordenanza de protección del arbolado urbano aprobada en pleno por unanimindad. La situación de emergencia climática no admite escudarse en tecnicismos burocráticos.
A primera hora de la mañana de ayer, operarios de la empresa constructora de la operación inmobiliaria de Serralta en Lutxana cumplían con las instrucciones de talar toda la hilera de árboles de gran envergadura junto a la carretera interfábricas que une Ansio con Lutxana. Alertados por vecinas/os de Lutxana, representantes de Ekologistak Martxan, Barakaldo Naturala y de la Asociación de Vecinos/as del barrio nos hemos personado en el lugar instando a la paralización de la tala y solicitando la presencia de alguno o de todos los concejales-delegados de las Áreas concernidas, porque supone un acto de absoluta incoherencia proclamar un día que los árboles urbanos son seres vivos que nos aportan un sinfín de beneficios a la población y, por ello, son merecedores de protección administrativa; y al día siguiente quedarse impasible ante la tala de más de 41 árboles maduros, en su mayoría cedros.
A nuestra llegada, ya habían procedido al apeo y troceo de dos ejemplares. A partir de ahí, han quedado paradas las máquinas, se han personado agentes de la Policía Municipal, se han acercado hasta el lugar decenas de vecinos y vecinas de la zona, algunos representantes políticos de la oposición y, finalmente, la concejal del Ärea de Medio Natural y Sostenibilidad, Alba Delgado.
La explicación ha sido que este proyecto obtuvo licencia con anterioridad a la aprobación inicial de la ordenanza municipal de Protección del Arbolado Urbano, que se espera que entre en vigor a mediados de agosto, tras el periodo de información pública, El compromiso, el intento de reunirse con los promotores del proyecto para valorar opciones que permitan mantener el arbolado o, en última instancia, la medida en la que será compensada la desaparición de los árboles talados.
Nuestra posición es, tal y como se recoge en la ordenanza municipal consensuada con los colectivos ecologistas, que la tala o apeo de un árbol debe ser la última opción, cuando no existe ninguna otra alternativa, con el correspondiente informe técnico y suficientemente justificado; y, si ese fuera el caso, ha de ser compensada según los baremos recogidos en la ordenanza con la plantación de árboles, además de los contemplados inicialmente en el proyecto.
Hoy hemos podido parar esta sangría, veremos en los días siguientes cuál es el grado de compromiso del Gobierno municipal de Barakaldo con el espíritu de la ordenanza que debiera calar en todos los departamentos del Ayuntamiento y con la voluntad de actuar para mitigar los efectos del cambio climático, más allá de buenas palabras y bonitos folletos.